En medio de la más reciente crisis de la salud, causada por la pandemia de coronavirus, uno de los sectores más prometedores para ayudar a la sociedad en este desafío es la ciencia. La epidemia que comenzó en Wuhan, China, se extendió por todos los continentes y ya contaminó a cientos de millones de personas fue caracterizada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como una pandemia. Al frente de esta batalla se encuentran, además de los profesionales de la salud (médicos y enfermeros, entre otros), los científicos de varios países, cuyo arduo trabajo se centró no solo en entender la dinámica del virus, sino también en crear una vacuna contra el mismo lo más rápido posible. La Sociedad Alemana de Investigación (DFG) también está presente en esta lucha y lanzó, el día 19 de marzo, una convocatoria de propuestas de investigación interdisciplinaria sobre epidemias y pandemias.
El pasado 11 de marzo, el Comité de Presupuesto del Parlamento de Alemania puso a disposición 145 millones de euros para investigaciones en torno al coronavirus. El Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania (BMBF) apoya a los científicos que trabajan básicamente en tres áreas clave:
La primera consiste en investigaciones que puedan contribuir a entender el comportamiento del virus. Con ello, será posible crear más puntos de partida para el desarrollo de terapias y vacunas. Los investigadores deben comprender mejor aún la biología y los mecanismos y dinámicas de transmisión. Este conocimiento también es fundamental para adoptar medidas preventivas adecuadas.
La segunda prioridad consiste en apoyar el desarrollo de medicamentos para tratar a los pacientes infectados. El objetivo es formular nuevos ingredientes activos y también elaborar medicamentos a partir de ingredientes activos que ya existen, o sea, medicamentos ya aprobados para tratar otras enfermedades virales.
Finalmente, la tercera prioridad es fomentar el desarrollo de una vacuna propiamente dicha. Alemania ya aprendió con epidemias anteriores y es miembro fundador de la iniciativa de vacunación CEPI (institución público-privada financiada por organizaciones gubernamentales, instituciones de investigación e industrias farmacéuticas).
La iniciativa lanzada por la DFG se destina a la financiación interdisciplinaria a proyectos en Alemania para la prevención, la detección precoz, la contención y la investigación de las causas y los efectos de epidemias y pandemias y cómo tratarlas usando el SRA-CoV-2 y otros microorganismos patogénicos humanos y virus como ejemplo. Los temas de investigación son amplios y se destacan desde el impacto de una epidemia en la sociedad (aspectos psicológicos, sociales y económicos) hasta procedimientos terapéuticos, tratamiento y prevención. Los proyectos pueden presentarse, en un primer momento, para la recolección y el registro de datos básicos relativos a la actual epidemia y a las contramedidas hoy por hoy implementadas, lo que servirá como base para posibles análisis retrospectivos. La DFG apoyará el intercambio científico y el trabajo en red de los beneficiarios de la financiación durante el proyecto. También se espera la colaboración entre los científicos internacionales.
En Brasil, el Ministerio de la Salud e instituciones de enseñanza superior e investigación trabajan sin descanso para encontrar soluciones. La ciencia brasileña ha desempeñado un papel extremadamente importante en esta situación. A fines de febrero, dos investigadoras de nuestro país lideraron un equipo que, en tiempo récord, realizó la secuencia del genoma del virus encontrado en el primer caso de COVID-19 en Brasil. El trabajo del equipo liderado por la Prof.ª Dra. Ester Sabino y por la doctoranda Jaqueline de Jesus, ambas del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de São Paulo (USP), es fundamental para el desarrollo de una vacuna. En entrevista a la Revista FAPESP, la Prof.ª Dra. Sabino destacó que “el papel de la universidad también es desarrollar tecnología para los organismos de la salud, que hacen que las cosas funcionen, principalmente en momentos de crisis”.
Además, un proyecto brasileño apoyado por la FAPESP y realizado por científicos del Laboratorio de Inmunología del Instituto del Corazón (INCOR) de la Facultad de Medicina de la USP corre contrarreloj para desarrollar la vacuna. Sin embargo, los científicos brasileños adoptan una estrategia diferente a las de la industria farmacéutica de otros países. El método brasileño consiste en el uso de partículas similares al virus (VLP, por su sigla en inglés), pues las mismas presentan características semejantes a las de un virus, pero no tienen el mismo material genético. Las células del sistema inmunitario reconocen fácilmente a las VLP sin que exista riesgo de réplica del virus. Así, de acuerdo con los investigadores del proyecto, ellas son más seguras. De acuerdo con Gustavo Cabral, coordinador de la investigación entrevistado por la Revista FAPESP, “en este momento, que hacemos frente a un virus poco conocido, por cuestiones de seguridad no debemos insertar material genético en el cuerpo humano, para evitar eventos adversos, como la multiplicación viral y posiblemente la reversión genética de la virulencia. Por eso, las formas alternativas para el desarrollo de la vacuna contra el virus de la COVID-19 deben priorizar, además de la eficacia, la seguridad”.
Obtenga más informaciones (en alemán) acerca de la convocatoria de la DF.