Neurocientífico Michael Brecht presenta Leibniz Lecture en Brasil

Axel Zeidler, cónsul general de Alemania en São Paulo, Brito Cruz, director científico de la FAPESP, y Kathrin Winkler, directora de la Oficina de la DFG para América Latina, dieron la bienvenida al público en la apertura del evento

© DFG

(08/05/2018) Por primera vez, el Prof. Michael Brecht, neurocientífico alemán, tuvo la oportunidad de presentar los resultados de su prestigioso trabajo al público brasileño. Con el tema “Sexo, roces y cosquillas: la neurobiología del contacto físico”, el investigador atrajo el interés de aproximadamente 150 personas, que asistieron a las Leibniz Lectures, promovidas por la Oficina de la DFG para América Latina en São Paulo y en Río de Janeiro durante la última semana de abril. Investigadores, doctorandos y estudiantes participaron en ambas conferencias, que abordaron su inusitado estudio sobre cómo el cerebro mamífero responde a las cosquillas y al contacto sexual.

En reconocimiento a los avances científicos proporcionados por sus estudios, Brecht recibió, en 2012, el premio Leibniz, otorgado por la DFG. “Me interesan las interacciones sociales. Una de las maneras de abordar este tema es investigar el contacto físico social y cómo el cerebro lo percibe”, declaró el científico. Para ello, usa ratones como organismo modelo. Parte del experimento consiste en tocarlos, observar su comportamiento y monitorizar las respuestas de la corteza somatosensorial, región del cerebro responsable de recibir las informaciones táctiles del cuerpo.

A muchas personas puede parecerles algo inusitada una investigación que comprende hacer cosquillas a ratones, pero ese escepticismo no es reciente, pues hace más de 20 años, cuando surgieron los estudios que insinuaban que los ratones sentían cosquillas y se divertían con ellas, la comunidad científica tuvo una reacción similar. “En aquella época nos preocupaba saber si los chimpancés podían sonreír, pero la idea de que un ratón sintiera cosquillas, las apreciara y emitiera sonidos comparables a las carcajadas era una suposición impresionante. Fue de esa manera que llegué a este tema”, contó.

Los resultados de su trabajo demostraron y ayudaron a entender mejor este fenómeno, que hasta entonces parecía difícil de creer. Uno de sus descubrimientos es que el comportamiento de los ratones cambia luego de las cosquillas: dan saltos de alegría, algo que no suelen hacer. “Los conejos, por ejemplo, saltan de alegría cuando se los suelta por primera vez al aire libre. Los conejillos de indias, cuando están satisfechos. Los humanos, cuando presencian un gol en el estadio de Maracaná. Pero los ratones no suelen hacerlo. Observamos ese comportamiento solo tras las cosquillas, lo que es una señal de que se están divirtiendo”, explicó en la conferencia, chiste que hizo que el público se riera con ganas.

A partir de los registros en videos y grabaciones de ultrasonido, Brecht notó que, cuando reciben cosquillas, los ratones emiten sonidos muy similares a los que se escuchan cuando juegan entre sí. Las respuestas observadas en la corteza también son muy parecidas en ambas situaciones. De acuerdo con el investigador, esa es una prueba de que las cosquillas deben cumplir una función social similar a la del juego. Y, para él, estudiar el comportamiento del acto de jugar es sumamente necesario.

“La neurociencia de la diversión sigue siendo un terreno poco explorado. Se piensa que se trata de un tema sencillo y poco serio. Pero si no estudiamos el comportamiento normal de los animales, no seremos capaces de curar enfermedades. El gusto por los juegos también puede constituir un problema cuando los individuos no logran controlarlo. Hay estudios que demuestran que los medicamentos suministrados a niños hiperactivos, como el Ritalín, disminuyen enormemente el gusto por el juego y, por eso, estos niños adquieren la capacidad de permanecer quietos. Si los ratones ingieren esas sustancias, dejan de jugar entre sí. Tenemos que entender mejor cómo funcionan. Eso puede ayudar a subsidiar nuestras elecciones“, declaró el investigador, en referencia a la importancia de su trabajo.

Klaus Zillikens, cónsul general de Alemania en Río de Janeiro, Kathrin Winkler, directora de la Oficina de la DFG para América Latina, y Jorge Moll Neto, presidente del IDOR, formaron la mesa de apertura del evento

© DFG

En cuanto a la línea de investigación, que estudia el contacto sexual, Brecht también llegó a importantes conclusiones. Se descubrió que el contacto en la región genital de los ratones modifica significativamente la región del cerebro correspondiente a los órganos genitales y también anticipa la pubertad. No es algo que queda tan solo en la piel, transforma la estructura del cerebro de forma dramática y el cuerpo como un todo. Considerando esto y los resultados de las investigaciones en humanos, debemos reforzar que el abuso sexual infantil es algo extremadamente grave, que produce efectos sumamente negativos en su desarrollo. Observamos lo mismo en personas con antecedentes de abuso sexual en la infancia y cómo las consecuencias de ese trauma aún producen efectos muy fuertes en la vida adulta“, afirmó.

Las conferencias de Brecht fueron la quinta Leibniz Lecture realizada en São Paulo y la cuarta en Río de Janeiro. Al promoverlas, la DFG tiene la intención de presentar investigaciones de punta para posibilitar el diálogo entre prestigiosos científicos alemanes, la comunidad académica brasileña y el público lego local. “Consideramos que es una manera de fomentar el entendimiento de los investigadores en ambos países sobre la excelencia y el potencial comunes de determinadas áreas de investigación”, afirmó la Dra. Kathrin Winkler, directora de la Oficina de la DFG para América Latina, en la apertura de los eventos.

En Río de Janeiro, por primera vez la conferencia se realizó en asociación con el Instituto D’Or (IDOR), uno de los centros cariocas de referencia en neurociencia, y se destacó por la masiva presencia de investigadores y estudiantes de la Institución y de universidades asociadas. “Estoy feliz de que tantas personas hayan podido estar presentes y de que estamos realizando la Leibniz Lecture en el IDOR. Creo que su proximidad y compromiso con la investigación hacen de este lugar la sede ideal para celebrar la conferencia y también para hacer germinar futuras cooperaciones científicas, que es el gran objetivo de nuestra oficina”, declaró Winkler durante el evento.

En São Paulo, por quinta vez consecutiva la FAPESP fue sede y apoyó la organización de la Leibniz Lecture. En la bienvenida inaugural de la conferencia, Winkler reforzó que, a lo largo de casi 12 años de colaboración, la sólida asociación con la FAPESP siempre demostró ser una excelente base para el intercambio de opiniones en cuestiones científicas y resultó en una amplia gama de programas conjuntos, que incluyen financiaciones para el inicio de cooperaciones científicas, pequeños proyectos y consorcios de investigación aún mayores.

Con motivo del evento, Brecht tuvo la oportunidad de reunirse con el presidente de la Fundación, el Prof. José Goldemberg, quien expresó su satisfacción por recibirlo y su curiosidad por la neurociencia. “A pesar de los avances, las capacidades del cerebro humano son tan superiores, que no estamos ni cerca de lograr reproducirlas. Sentimos, tenemos emociones, no sé si sería posible programar esas funciones”, indagó el anfitrión. El conferenciante no dudó en responder: “No conocemos casi nada del cerebro humano y, de lo que conocemos, hay muchas cosas que aún no entendemos. Pero, como neurocientífico, es exactamente eso lo que me mantiene motivado y ocupado”.