DFG financia investigación interdisciplinaria sobre la formación de la superficie terrestre en Chile

En este Día Internacional de la Madre Tierra, conozca el EarthShape, uno de los más innovadores proyectos financiados por la DFG en América del Sur que amplía las bases científicas sobre la formación de la superficie terrestre

EarthShape tiene uno de sus frentes de trabajo en la cordillera de la Costa, en Chile

EarthShape tiene uno de sus frentes de trabajo en la cordillera de la Costa, en Chile

© Earthshape

(22/4/2019) “De nada sirve que el hombre conquiste la Luna si termina perdiendo la Tierra”. La célebre frase de François Mauriac, Premio Nobel de Literatura, evoca la necesidad cada vez más apremiante de compaginar los avances de la contemporaneidad con el desarrollo sostenible y el entendimiento del planeta Tierra como nuestra madre. El Día Internacional de la Madre Tierra surgió con motivo del hasta entonces mayor derrame de petróleo de la historia de los Estados Unidos. Las imágenes de animales marinos de la costa californiana cubiertos de esa sustancia negra y densa se multiplicaron en los titulares de los principales diarios internacionales durante aquel mes de febrero de 1969. El desastre del canal de Santa Bárbara conmocionó a la opinión pública. Manifestantes organizados por la comunidad académica de miles de instituciones estadounidenses de educación básica y superior tomaron las calles para exigir medidas más eficaces de protección al medioambiente. En 1969, el año del desastre del canal, el hombre llegó a la Luna, pero aún estaba a años luz de conocer adecuadamente su propio planeta.

Cuarenta años más tarde, en el año 2009, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas instituyó el día 22 de abril con la intención de “marcar la responsabilidad colectiva de promover la armonía con la naturaleza y la Tierra y alcanzar un equilibrio entre la economía, la sociedad y el medioambiente” (Resolución A/RES/63/278).

El proyecto EarthShape
En consonancia con el principio de desarrollo sostenible, es justamente en América Latina que la DFG financia el proyecto de investigación EarthShape. Esta iniciativa tiene la finalidad de explicar de qué manera los microorganismos, animales y plantas influyen en la forma y en el desarrollo de la superficie terrestre con el paso del tiempo, desde el pasado geológico distante hasta nuestros días.

EarthShape amplía la discusión del paradigma básico de la geociencia de que la superficie de la Tierra se forma principalmente por el clima y por los movimientos tectónicos, al sostener que los factores biológicos también forman el suelo. La biota puede afectar la topografía y moldear la superficie terrestre al punto de llegar a ejercer influencia sobre los cambios climáticos. A pesar de que aún es poco comprendida, la investigación sobre los controles biológicos en la topografía adquirió una particular importancia para entender de qué manera los cambios climáticos y biológicos afectarán la superficie de la Tierra.

“El proyecto mejora nuestra comprensión sobre cómo la biota influye en la forma y en el funcionamiento de la superficie de la Tierra. Esto es importante, porque mejorará nuestra capacidad de predecir de qué manera cada superficie responderá a los cambios futuros de la vegetación vinculados al recalentamiento global”, explica Todd Alan Ehlers, coordinador del programa en la Universidad de Tübingen.

El proyecto cuenta con investigadores de las áreas de geociencias, ecología, ciencias del suelo, hidrología, microbiología y geografía

El proyecto cuenta con investigadores de las áreas de geociencias, ecología, ciencias del suelo, hidrología, microbiología y geografía

© Earthshpe

EarthShape tiene uno de sus frentes de trabajo en Chile, más específicamente en la cordillera de la Costa, que presenta uno de los gradientes de vegetación más espectaculares de la Tierra. Esta región, que se extiende por una franja de tierra de aproximadamente 1300 quilómetros de extensión en dirección norte-sur, tiene una variación climática considerable, que parte del árido y llega al templado húmedo. Las condiciones de la región brindan a los investigadores una especie de laboratorio natural, donde se puede probar de qué manera la biota y la topografía interactúan. Esta variación latitudinal posibilita una “perspectiva del área y del tiempo” con el objetivo de comprender de qué manera el cambio climático previsto globalmente puede inducir cambios en la biota que, a su vez, impulsan la formación del paisaje. El área del campo se concentra en la parte no andina de Chile y evita las complejidades de paisajes anteriormente más glaciales.

EarthShape es esencialmente interdisciplinario, pues cuenta con investigadores de las áreas de geociencias, ecología, ciencias del suelo, hidrología, microbiología y geografía. Otro aspecto innovador de este proyecto es la integración de las áreas de las ciencias biológicas y geociencias, que trabajan en diferentes escalas de tiempo. El énfasis que se pone en los procesos geomórficos también hace que el proyecto sea osado y único en su género.

“Con la naturaleza interdisciplinaria del EarthShape, estamos avanzando hacia un territorio científico desconocido. Este proyecto, por lo tanto, ofrece un desafío sustancial, pero también una oportunidad única para crear un nuevo campo”, afirma el profesor von Blanckenburg, coordinador del proyecto en el Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ -Potsdam).

Resultados parciales
La iniciativa está coordinada por el Prof. Todd Ehlers, del Departamento de Geociencia de la Universidad de Tübingen, y por el Prof. Friedhelm von Blanckenburg, del Centro Alemán de Investigación en Geociencias del Helmholtz Center Potsdam-GFZ. El proyecto es financiado por el Programa Prioritario de la DFG, una modalidad de fomento cuyo objetivo es apoyar proyectos innovadores y altamente originales, creados por una red transregional de investigadores, establecidos en diferentes instituciones de investigación y especialistas en diferentes áreas del conocimiento. A lo largo de seis años, el proyecto asignará un total de 10,2 millones de euros, que se pagarán en dos períodos de fomento. Durante los tres primeros años se publicaron 16 artículos académicos, 20 tesis de doctorado, 12 disertaciones de maestría y 10 trabajos de conclusión de licenciatura. Se realizaron 15 talleres y reuniones para difundir y debatir acerca de los millones de datos recopilados.

El programa EarthShape, que comenzó en el año 2016, cuenta con la participación de aproximadamente 60 investigadores alemanes y 20 chilenos. Los investigadores sudamericanos se benefician del proyecto de diversas maneras: reciben inversión, generan conocimiento sobre su propio país, establecen y fortalecen colaboraciones internacionales y acceden a tecnologías de punta en la investigación. Para los alemanes, los aportes de los científicos chilenos y sus conocimientos especializados en la región son esenciales para el proyecto.

La iniciativa es un ejemplo de cómo la internacionalización se volvió un aspecto inherente a la ciencia. “La DFG apoya firmemente la cooperación internacional, dado que diversos fenómenos que interesan a la ciencia se establecen en una escala global. Los cambios que la superficie terrestre ha sufrido con las transformaciones climáticas no respetan fronteras nacionales. En forma paralela, desentrañar estos procesos exige un esfuerzo mundial y la colaboración de investigadores de diferentes países”, concluye la Dra. Kathrin Winkler, directora de la DFG América Latina.

Para obtener más informaciones, visite la página del proyecto EarthShape.