DFG elige la primera presidenta y define nuevas directrices institucionales

Profa. Dra. Katja Becker presidente da DFG

Profa. Dra. Katja Becker presidente da DFG

© Möller

(10/7/2019) En el 2019, el encuentro anual de la Sociedad Alemana de Investigación (DFG) estuvo marcado por la realización de elecciones presidenciales, que tienen lugar cada cuatro años. Reunida en la ciudad de Rostock, la asamblea general de la DFG eligió como presidenta a la bioquímica y médica Prof.ª Dra. Katja Becker, la primera mujer de la historia que ocupa ese cargo en la institución.

Docente e investigadora en la Justus-Liebig-Universität Gießen, Becker actúa como vicepresidenta de la DFG desde el año 2014 e iniciará su gestión como presidenta el día 1 de enero de 2020, por un período de cuatro años. Sucederá al Prof. Dr. Peter Strohschneider, germanista y medievalista, que preside la organización desde el año 2013 y dejará el cargo luego de dos gestiones consecutivas. Junto a la candidata elegida, también compitieron por el cargo el Prof. Dr.-Ing. Wolfgang Marquardt, ingeniero de procesos del Forschungszentrum Jülich, y la Prof.ª Dra. Dorothea Wagner, investigadora en informática teórica en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT).

La futura presidenta tiene una trayectoria profesional ampliamente reconocida, tanto en lo que respecta a sus logros científicos como a sus actividades en las áreas de gestión científica y asesoramiento político. Becker nació en el año 1965 en la ciudad de Heidelberg, lugar en el que también inició sus estudios en medicina en 1984. Concluyó su doctorado en el año 1991 y, cinco años después, obtuvo su habilitation en el área de bioquímica, el más alto grado académico de la carrera científica alemana. Además de importantes investigaciones académicas, también llevó a cabo trabajos en el área clínica y actuó en diferentes instituciones del exterior.

Desde el año 2000, Becker es profesora de biología molecular y bioquímica en la Universidad de Gießen. Entre los temas de la investigación de su interés se encuentra el desarrollo de fármacos contra enfermedades infecciosas y tumorales, en particular contra la malaria tropical. Su trabajo como investigadora hizo que ganara varios premios, como la Medalla Carus de la Academia Nacional de Ciencias Leopoldina y la Medalla Rudolf-Leuckart de la Sociedad Alemana de Parasitología.

En la reunión anual también se eligieron dos nuevas vicepresidentas para la DFG: la

Prof.ª Dra. Kerstin Schill, científica computacional de la Universidad de Bremen, y la médica Prof.ª Dra. Britta Siegmund, del centro médico universitario Charité Berlin. Ambas ejercerán sus funciones junto al actual vicepresidente, el Prof. Dr. Frank Allgower, ingeniero de la Universidad de Stuttgart y reelegido para una nueva gestión en el cargo.

El senado de la DFG también sufrió cambios con la elección de doce nuevos miembros, dos de ellos del área de ingeniería, tres del área de ciencias de la vida, humanidades y ciencias sociales y cuatro del campo de las ciencias naturales. El órgano está compuesto por 39 miembros y es un gremio decisorio central de la DFG. Por él pasan, por ejemplo, decisiones sobre el fomento de la investigación, la estructuración de los procesos de revisión y la evaluación de proyectos y la composición de los comités del área.

Nuevas directrices
Además de la elección de la nueva presidenta, el encuentro en Rostock también definió nuevas directrices institucionales para la DFG. Se aprobaron los cambios en el estatuto social de la entidad, que implicarán una transformación en sus bases administrativas. Entre las enmiendas se incluyen, por ejemplo, la división de competencias entre los cargos de presidente y secretario general, la extinción de la posibilidad de un tercer mandato presidencial y el establecimiento de dos nuevas subcomisiones al Consejo Principal, ahora encargadas de aspectos laborales y financieros.

Otro punto central de la reunión anual fue la revisión de recomendaciones de buenas prácticas científicas, cuyo objetivo es orientar a los investigadores sobre aspectos relativos a la ética y combatir los casos de mala conducta científica. En esa oportunidad, se lanzó un nuevo código con 19 directrices que definen conductas profesionales apropiadas para el trabajo científico. Con una estructura modular, el nuevo código reúne estudios de caso y FAQ, con el objetivo de brindar referencias prácticas y actuales a los investigadores. Para continuar recibiendo financiación de la DFG, todas las universidades e instituciones de investigación alemanas deberán, obligatoriamente, adecuarse jurídicamente para asegurar la implementación de estas 19 directrices.

Premio de difusión científica
El evento en Rostock contó también con la entrega del Communicator-Preis, premio destinado a científicos que se destacan por comunicar su investigación de manera original y exitosa en los medios y ante el público en general. La ganadora de este año fue la Prof.ª Dra. Katharina Anna Zweig, de la Universidad Técnica de Kaiserslautern, por la difusión de su trabajo sobre las implicaciones éticas, políticas y sociales de la aplicación de algoritmos. Sus actividades están extremadamente comprometidas con la promoción del diálogo público sobre la transformación digital y sus consecuencias sociales.

Pionera en el área, Zweig fue la creadora del primer curso en Alemania en el área de Computación Social y dirige el Algorithm Accountability Lab, que busca investigar justamente los efectos de la digitalización y de los algoritmos sobre los individuos, las instituciones y la sociedad. Sus temas de investigación son de alta relevancia social y política, como los debates sobre fake news o sobre la actual disputa relativa a la reforma de los derechos de autor en Europa.

Como una estrategia de comunicación bien concebida, Zweig logró llevar la temática a públicos muy diferentes, permitiéndoles entrar en contacto con este tema tan complejo y relevante para el mundo contemporáneo. Dedicada no solo a informar a la población sobre el desarrollo y el uso de algoritmos, la investigadora también tuvo éxito al promover debates acerca del asunto, haciendo uso de diferentes canales de comunicación, incluyendo la impresión, la TV, la radio y las redes sociales.

La científica concibe su trabajo de investigación y difusión como una forma de compromiso social, mediante el cual intenta hacer participar activamente a diversos actores, ya sean periodistas, ciudadanos o estudiantes. Ejemplo de ello es su premiado proyecto Algorithm Watch, una plataforma en línea creada en asociación con periodistas. El objetivo del sitio consiste tanto en aclarar y alertar al público sobre las consecuencias de los algoritmos como en monitorizar y contribuir al desarrollo de reglamentaciones para los sistemas algorítmicos de decisión.